Un encuentro luego de un tiempo sin vernos, las clases han
vuelto a su normalidad y en esta ocasión hicimos algo muy interesante con un
significado para mi muy especial. ¿Somos capaces de dar algo de nosotros, que
hemos hecho con esfuerzo, a otra persona que quizás conoces pero poco?
La verdad es que todo comenzó con un simple circulo blanco: ‘’Hagan
lo que quieran, píntenlo a gusto’’ Es en ese momento donde la sensación de
incertidumbre al no saber qué hacer, que pintar, preguntas como: ¿Es que tengo
algo yo que decir? ¿Tengo algo que pintar?; El típico no sé qué hacer, son esas
primeras sensaciones a las que luego viene la gota de creatividad donde ya no
te importa que piensen los otros, pues ese pequeño círculo blanco es tuyo, tú
le haces aquello que más quieras pues es tuyo y nadie te puede decir si está
bien o mal. Sigue el mirar el producto que tus propias manos lograron crear, es
tuyo y te gusta. Eso sentía yo al mirar el círculo tan simple, lleno de color
que quizás nadie comprendía pero que yo veía en el algo más grande y que era
propio de mí. Lo asocié con una especie de mandala aunque no lo era como tal se
define.
Se rompió toda esa incertidumbre de no saber qué hacer a
tener clarísimo que es lo que querías de ese círculo. Pero esto no terminaba ahí,
seguía lo demás de la actividad. ¿Qué sentirías si te dicen que algo que es tuyo
y que hiciste con ganas y amor tienes que cortarlo? Fue raro, me dio penita si,
era mi circulo y tenía que cortarlo en ocho pedazos quien sabe para qué. El
sentir que rompes eso que es tuyo, es algo no muy agradable, pero también estaba
esa curiosidad por saber que haríamos luego de eso. De igual forma se me venía
a la cabeza que es lo que podría ser, para que estuviéramos haciendo todo esto.
Mi pequeño círculo convertido en pedacitos que asemejaban un rompecabezas que quería
ser armado.
Ahora viene el momento en que algo que es tuyo deja de serlo
y te das cuenta de que lo puedes compartir y recibir otros. Fue ese momento muy
divertido, quería saber cómo serían los pedacitos de los círculos de otros, que
me regalaban con confianza en que no podría decir algo malo pues era de ellos y
si a ellos les gustaba, estaba bien. Yo quería compartir aquello que era mío y
que había hecho con cariño por más simple que sea.
Un pedacito por otro pedacito y tenías que recibir 8
distintos y con eso formar un nuevo círculo. La mezcla de distintos
sentimientos, de distintas cosas hechas por otros con su imaginación, con sus
manos y que ahora estábamos compartiendo entre nosotros. La sensación de
confianza, compañerismo y cariño se sentía. Aunque eran círculos confusos, tenía
un poco de cada persona que había creado esos pedacitos en un círculo blanco.
Debo decir que la clase fue maravillosa, aunque simple, me gustó
muchísimo. Son momentos así en que uno se da cuenta que lo que hace puede
gustar a otros y que sea de uno mismo y para los otros. Compartir eso que eres
tú, dar para recibir. Una mezcla de emociones diversas que buscan darse a conocer
en simples pedacitos. Yo soy así y tú eres de otra forma, tu pedacito es parte
de ti y me lo has dado, yo te comparto el mío y así podemos crear algo
totalmente nuevo como compañeros. Entonces puedo decir que fue algo unificador.
Así pues, me despido.
Paz